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Libertad para Julian Assange - Manifiesto

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La pandemia del Covid 19 está poniendo en peligro a toda la humanidad. La posibilidad de una salida autoritaria a la crisis se manifiesta en muchos países del mundo. Frente a las necesidades urgentes de los pueblos -salud, comida, techo, seguridad-, los gobiernos autoritarios imponen represión, persecución y silencio.

En estas horas críticas para la humanidad, no podemos permitirnos estar en silencio.

Desde hace más de diez años, Julian Assange enfrenta una persecución implacable porque él se negó a estar en silencio. Su trabajo periodístico desveló los terribles abusos de regímenes políticos que imponen el terror, el genocidio y la destrucción para satisfacer sus intereses.

Mientras tanto, esos crímenes contra la humanidad siguen impunes, Julian Assange sufre un castigo terrible por atreverse a denunciarlos. El caso legal que se sigue contra él es un ejemplo de la utilización política de las instituciones de los Estados en contra del interés general.

Julian Assange no ve la luz del sol desde hace más de ocho años, sometido a tortura y aislamiento. Al igual que con otros presos políticos, este trato busca romper su voluntad e infligir un castigo ejemplar, para que otras voces también callen. Pero Julian Assange resiste, a pesar de las graves consecuencias sobre su salud mental y psíquica. Soporta la arbitrariedad y la injusticia con dignidad y rebeldía.

Julian Assange dijo al tribunal que decide sobre su posible extradición a los Estados Unidos: "No aceptaré que censuren el testimonio de una víctima de tortura ante este tribunal". Somos millones los que no aceptaremos que silencien su voz, y tampoco silenciaremos las nuestras. No estamos dispuestos a apartar la mirada del grave abuso al que está sometido.

Los que apoyamos esta declaración, nos solidarizamos con él y con su familia: con su compañera, sus hijos y sus padres.

Unimos nuestras voces a los periodistas de todo el mundo, que saben que su profesión será aún más peligrosa si Julian Assange es extraditado, y que la libertad de expresión y la libertad de prensa serán objeto de una persecución aún más implacable.

Unimos nuestras voces a las del pueblo británico, que asiste con indignación a la sumisión de las instituciones nacionales ante los intereses de una potencia extranjera, en una aplicación grosera de la extraterritorialidad, sin respeto al estado de derecho.

Unimos nuestras voces a las y los activistas y defensoras de derechos humanos, que saben que podrían ser los siguientes en sufrir la arbitrariedad, la persecución y la tortura de Estados poderosos que buscan la venganza, y no la justicia.

Unimos nuestras voces a los juristas de todo el mundo que han alertado de las graves irregularidades del proceso judicial contra Julian Assange, y temen que el Estado de derecho quede herido de muerte si es extraditado.

Pero sobre todo, unimos nuestras voces a las miles de víctimas en los países que fueron invadidos, atacados por las fuerzas militares de Estados poderosos, a todas las voces silenciadas por la brutalidad de la guerra, de todas las víctimas de los crímenes cuyos autores, a día de hoy, siguen impunes.

Julian Assange arriesgó su vida y su libertad por no guardar silencio, por no aceptar que esos crímenes debían quedar ocultos e impunes. En estos tiempos oscuros para la humanidad, necesitamos la voz de Julian Assange, necesitamos a todas las voces que denuncian los crímenes contra la humanidad.

Julian Assange no debe ser extraditado, ¡Julian Assange debe ser libre!


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